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27 feb 2011

No es amor

- Bueno, yo soy como que la más tranquila...
- ¿Tú? Estás echada, desnuda conmigo en la cama de un sucio hostal, ¿y tú eres la más tranquila?
- Pero nadie sabe de esto.

Las miradas cómplices siempre son seguidas por besos que parecen no tienen fin, besos mojados, eternos, tiernos, que si acaban es con una sonrisa algo nerviosa. Cuando las pieles se tocan es imposible separarlas y sientes como algo más allá de lo que tú mismo puedes controlar toma parte de ti y dejas de pensar. Los dedos dibujan siluetas en las espaldas, las respiraciones se sincronizan y es ahí cuando cuando dos cuerpos se vuelven uno, y alzas tu mirada para encontrarla con la suya.

-Alguna vez me gustaría terminar en ti - él se vuelve a buscar un condón. Toma uno de la cajita y empieza a romper el empaque.

-Esperara, no, no. -pero parece como si no la escuchara. No, no. Ven, échate conmigo.

Lo toma de los hombros y lo jala hacia ella, quedan los dos echados; ella rodeando su cuello y él tomando sus manos. Le dio un beso en la cabeza y le dijo: ¿sabes que te amo?- él besó sus manos y respondió que sí. A veces el amor viene en formas diferentes a las que conocemos, tal vez no sea amor, tal vez sea algo mejor, algo más que simplemente amar.

-Te amo, discúlpame por amarte de esta manera tan imperfecta. No quiero separarme de ti, quiero que todas las tardes sean como esta, quiero que durmamos así de juntos cada noche. Quiero verte con la cara sin lavar, despeinada y mi lado.

Veía el reflejo de la luz con mis lágrimas mientras caían una a una por mis pómulos, mi nariz, mis mejillas, pero él no se daba cuenta. Amor no es lo que vemos en las películas ni lo que leemos en los libros, o tal vez sí lo sea, y esto sea más que simplemente amor. Porque el amor requiere de fidelidad y respeto y comunicación y tiempo; y lo que sentimos trasciende a la fidelidad, sé que no necesitas serme fiel para saber cuánto valgo para ti, porque así yo salga con alguién más, sé lo que siento por ti.

Lloraba. Y no sabía si lloraba de tristeza o de felicidad o porque en ese momento, ese preciso y justo momento, sentía la paz más inmensa del mundo, una paz como si fuera de ese cuarto no existieran ni autos, ni ruido, ni hombres, ni mujeres, ni limitaciones, ni leyes, ni normas, ni prejuicios. Sentía paz, en su forma más pura, extenderse por todo su cuerpo, formando un nudo en su garganta y haciendola llorar. No hay nada más lindo que sentirte junto a mí, que conectes tu piel a la mía y sólo cierres los ojos y sientas eso que no es amor, que es más.

3 ene 2011

Volviste

Ayer hablé contigo, te pedí mis cosas como siempre lo hago. Yo todavía tengo las tuyas. Bueno, no hay plural, solamente tengo un disco que me prestaste cuando recién comenzábamos. Feliz año lindura, dijiste. Feliz año y esas tonterías que se dicen por estos días, te respondí. Pensé que sería lo mismo de siempre: Tú insultándome y yo también. Siempre que te escribía tenías un comportamiento tan pesado porque nuestra relación había terminado mal, disculpa. Era realmente incómodo hablar contigo, y casi siempre yo cortaba la conversación a los diez minutos. Eras insoportable. Siendo sincera, tú y yo nos poníamos insoportables. 

Ayer no fue así. Por primera vez ambos nos comportamos de una forma tranquila, sin tantas tonterías, y hasta puedo decir que parecíamos amigos. Nos contamos las cosas de verdad, lo que realmente pensábamos, lo que realmente pasó. Tú te comportaste como tú, yo me comporté como yo(eso creo), y no fuimos tan falsos como cuando éramos enamorados. Creo que era algo que necesitábamos, al menos yo. Me daba igual, pero siento que ahora, aunque no me guste tanto admitirlo, me he quitado un peso de encima. Sabes, mientras hablaba contigo pensé que podríamos ser amigos de nuevo, pero recordé tu frase: Yo no soy amigo de mis ex. Vaya tontería. 

Ayer me dieron unas ganas de estar contigo de nuevo. Me dieron unas ganas de ir a un hotel y que pasara lo mismo de siempre. Sí, maldita mierda, creo que tengo que admitir esto. Eres mucho menor que yo y eso me excita más, habías dicho una vez. Ayer me dieron muchas ganas de escucharlo de nuevo. 

Ayer te extrañé porque sí, me caes bien. También te extrañé porque me sentía sola, pero eso no importa.